viernes, 30 de mayo de 2008

La Triada Bestial

Fotomontaje de David Lozano

Dedicado a Hubert y a David


Somos tres bestias

bestial como bebemos
bestial como trabajamos

bestias porque nos encantan los tes más sofisticados
bestias porque uno folla por todos y para todos
¡¡y qué bestial cómo nos queremos!!

A la bim, a la bam, hay bestias que no pueden más
oéee, oéee, oooéeeee…

bestias porque cagamos en tres idiomas
y nos entendemos

Aú, aú, aú
Aullamos con la noche

bestias sin miedo

(bestias solitarias
con el perfume de ellas en las fauces

bestial la forma de lamernos los recuerdos
bestial la forma de reír

doliéndonos)


Cesárea Tinarejo

viernes, 2 de mayo de 2008

Póquer de ases

Gente de Chiapas… una mirada
Cisco
Inauguración 25 abril
Muso de Culturas Populares de Chiapas

Póquer de ases

As de picas, la técnica
Empiezo por el agradecimiento técnico. La exhibición fotográfica de Cisco ofrece una calidad desafortunadamente desacostumbrada para estos casos. Tanto el lugar, la iluminación, el formato y el marco de las imágenes consiguen lo que se espera: que no tengamos que fijarnos en esas cuestiones para disfrutar de la obra. Estamos ante unas imágenes que han sido tratadas con elegancia y respeto, usando los elementos disponibles para realzarlas y dejar al espectador elucubrando ante ellas. Buscando una carta escondida, adivinando su juego… ¡Abran juego!

As de tréboles, el tema
Doce retratos, una docena de imágenes cortadas con el más preciso estilo clásico. El purismo del negativo completo está ahí, recordándonos a los maestros que nos enseñaron a dibujar poemas con la realidad. No a inventarla, a manipularla, a pervertirla. Es un precioso homenaje a una época cada vez más esporádica. Incluso el viraje al sepia subraya el olor a tierra de los personajes, dulcifica la textura dura de sus expresiones. Definitivamente, Cisco es un romántico. La coletilla “una mirada” salva el título de caer en la grandilocuencia acostumbrada. Pues sí: un puñado de rostros elegidos según un criterio que incluye el pintoresquismo, la fealdad estética, el morbo simbólico y la elegancia juvenil. Pido dos cartas más.

As de corazones, la gente
Estoy sólo en la sala. Me muevo libremente. Camino siguiendo la secuencia propuesta y también altero la forma de aproximarme a los retratos. Clavo mi mirada en los personajes y dejo que me hablen. Lo hacen. Esa conversación es el mejor regalo que ofrece un buen retrato. Sin necesidad de conocerlos se dejan leer, interpretar.

El oscuro lacandón atrae con fuerza mi atención. Creo ver en sus ojos la profundidad de la selva, lo entreverado de la historia, la satisfacción orgullosa de su sabiduría. La indiferencia de sus surcos acaso deja un rastro triste. Agobiado por un oscuro ángulo denso donde el negro queda empastado y me queda una sensación de miedo salto hacia la derecha.

La joven diosa, estudiante de secundaria, radiante de juventud. Oronda de alegría, tan indígena de su vida como ella, muchos lustros después. Vuelta de 180º y ahí está el reverso de la moneda, la alegoría de la vida y la muerte, las arrugas del tiempo y unos ojos que brillan. Las he reconocido inmediatamente. La misma mujer. Sólo el tiempo entre esas dos miradas. Un optimismo desaforado se cuela por su piel que añade literatura a cada intento de imaginar su vida.

Piruetas poéticas a raíz de un juego de caras, de cartas, de retratos. Doblo mi apuesta.

As de diamantes, el bisnes
¿Para qué sirve la etiqueta con el precio de las obras si no para hacerse alguna pregunta? ¿Compraría una imagen? ¿Cuál? Y, de repente, vuelvo a repasar la galería de imágenes buscado una respuesta totalmente crematística y subjetiva. Las reflexiones anteriores son analizadas bajo un prisma diferente, la emoción del momento debe juzgarse por la resistencia de la foto a estar colgada en un lugar visible durante cierto tiempo. También empieza el mezquino juego del regateo, de elucubrar si el fotógrafo percibirá los beneficios de los descuentos o pondrá la dignidad estoica del autor por encima de los pesos. Me pregunto si es de buena educación hablar de dinero en una crítica fotográfica. ¿Acaso el Arte conjuga con el Beneficio? Saltándome las reglas racionales de las matemáticas y haciendo un poema numérico planteo esta ecuación al autor: 2 x valor unitario = $6,000.00. ¿Pagas por ver?

¿Acaso esta crónica no es sino un juego de póquer donde la principal habilidad es saber blufear?

Horacio Oliveira
San Cristóbal de Las Casas, 2 de mayo de 2008