jueves, 24 de julio de 2008

Escribiéndose


Hay un tipo en la cama. Está copiando un poema. Digamos que tiene deseos de decir palabras como: Penélope, bufanda gris, carretera y multiverso. Lo lee una vez. Lo tira dos veces a la papelera electrónica. Afuera llueve. Se oyen los aviones aterrizando muy cerca. Piensa en la mesa de reuniones del Edificio Internacional, piso cuatro, cooperación española. Huele su camiseta negra con el logo de una ong. Le cuesta fijar el tema. Cerca, tentándolo, hay un libro de Jonathan Swift. “Literatura infantil” dice el prólogo. Escribe esta frase: “Mejor así”. La repite en voz alta varias veces. Vuelve a la carga leyendo desde el principio: “Hay un tipo en la cama. Está…” Empieza a desenfocarse la tarde. La señal de Internet es débil, no es capaz de atraer las respuestas que espera. Espera. Hace inventario de ojos. Escribe esta lista de iniciales: M, C, C, K, C, J, A, G. Algo no va bien. Suspira. No quiere volver a borrar. Digamos que ha decidido publicar un párrafo en su blog. Tiene un poema atravesado de palabras pero no salen. En la papelera se puede leer todavía: Comitán, Ipod, corazón y verso. Está pensando si se queda con “celular” o la apaga de su memoria. Definitivamente quiere escribir “palabra”. Busca “sophos” en Google. Dice que es un software. No lo cree. Cambia de idea. Dos veces. Se encuentra en el mismo sitio. Aquí. Escribiéndose.


Cesárea Tinarejo

miércoles, 23 de julio de 2008

Matrimonio y Mortaja (bis)


“…bien pensado, bien concebido, bien hecho con ese material tan frágil y tan tenue que corre el riesgo de pasar por lo que aparenta ser y es y no es: un juego”

Augusto Monterroso
“Pájaros de Hispanoamérica”

Dedicado a Claudia Huerta, la musa inspiradora

¿Qué tipo de crítica le gustaría a Leo? Especulo: cualquier combinación de palabras mientas no insulten su inteligencia. Y en esa debilidad genética arranca esta crítica. Pues el estructurado montaje no deja más que para el meticuloso y compartimentado análisis de las piezas.

Hay un todo-discurso, sí, pues la obra real y la ficción escrita se entrelazan para golpear: golpes de efecto experimentales en una ensalada bien diseñada, digerible y nutritiva. Gracias. PERO. ¿Qué hay de él? ¿Dónde rastrear el alma autocrítica y tímida que manosea su propia inteligencia sin mostrar la esencia? Faltó el tacto, el rastro imperfecto y verdadero, sin subterfugios, del autor. Nos quedamos con el autor-didacta-mago. Sí, pero magia tramposa y llamativa.

La poesía. Ella sonó como una llama adivinatoria: adentro de las imágenes, llevándonos a todos a la cama, se presentan las letras vestidas de intención. Un montaje infiel escondido bajo las sábanas. En el murmullo de voces sin rostro, dormidas, se oye mejor la timidez asustada de Leonardo. Los mejores trazos de emoción auténtica.

“Bien, bien, muy bien” le comentaré luego a Eduardo Torres – mientras él aplaude la ingeniosidad de las piezas con sincero entusiasmo. Después, incluso, me comentará las derivaciones analíticas de la exhibición fruto del estimulo recibido – “pero no lo siento”.

Descartes se metió en la cama y las matemáticas hicieron el amor al verso. Un poema incestuoso y acusador: manualidades tecno-estéticas sin corazón.

Falta, pues, un rojo globo, el catorce, anunciando: “Lo mató el temor a dejarse ver”.

Eso sí – postdata – no hay nadie con un humor tan intenso en el valle. La socarronería inteligente del “séptimo ángel” de Jovel hace disfrutable cada guiño. Él se ríe más, claro. (¿O estoy adulando su inteligencia?)

Horacio Oliveira

lunes, 21 de julio de 2008

Matrimonio y Mortaja


“… enfrentamiento eterno entre Eros y Tánatos, del cual la evidencia nos dice que siempre sale vencedor el segundo, pero la poesía, siempre a contracorriente, parece afirmar que quien gana es el primero”.

Leonardo Toledo
Prólogo a Amor constante más allá de la muerte

Asesinada / Estrangulan a pareja / Arrasan con la viejada
13 Notas rojas:
- Te cuelgo mi corazón – mi vida.

Amor heterosexual en la posición 56%
amor enmarcado en una cama

Escondido bajo las sábanas
improvisado encima de los colchones

Pirateando lugares comunes:
corazones rojos
revistas del corazón
morbo entre cartones
ah, la poesía impresa
la musicalidad con velitas
grafitis que son versos oscuros
sombras de muertos
escanciadas bajo la lluvia

y el precio, a mano
inmortalizando el

último minuto.

El último minuto

¿es cuando ella amanece
por primera vez
en mis brazos?

>> La muerte iniciática
vence
cuanto más sentimos
la vida.

Cuando, amando
tememos
la soledad del vacío

a la amante lúgubre que nos acaricia mientras dormimos <<

Cesárea Tinarejo

Sobre el prólogo: Favricio Huerta salta de un párrafo lúcido, completo y final, al engolamiento de los conceptos y a la terminología ofuscada por su propia distancia. “¿Acaso no entendieron, lerdos?”

Hay frases acertadísimas que alambican la esencia de la exhibición: “Imaginar un mundo sin nuestra presencia… es una de las muchas aristas que comporta consigo el goce de la insondable muerte”. Bello.

Horacio Oliveira

viernes, 4 de julio de 2008

De pronto el Doctor Leal

Dedicat a Mònica (i gracies!)

De pronto el doctor Leal
René Vázquez Díaz

Un cubano cultivado en el frío noreuropeo soñando con paisajes helados de colores congelados y con la vida rota desde el primer párrafo, regresa a Miami al funeral de su hermano menor muerto en circunstancias extrañas. Desde su aterrizaje, el delirio se apodera de la historia y la racionalidad “made in sweden” se entremezclará con la cultura particular del apéndice cubano de ueséi. A través de la nostalgia de los lugares, las conversaciones bullangueras, supersticiosas y febriles; se escucha una radiografía posible de los cubanos de ambas orillas. El toque novelesco y negro se enreda hasta tal punto que, la trama policial y de espionaje caribeño, es una caricatura exagerada sólo posible en la fiebre permanente de Miami.

Un regalo lúcido, gastronómico, político y nostálgico para la Cuba sin isla.

El final es tan violento que el lector se queda tiritando. Pensando en un funeral fraternal y cubano, en un paseo otoñal y solitario por Suecia.

Horacio Oliveira

jueves, 3 de julio de 2008

Los Príncipes Valientes


Los Príncipes Valientes
Javier Pérez Andújar

Hay intuiciones que funcionan. Está también el deseo que así sea. En este caso, los ingredientes de la contraportada eran promisorios. Pocos años de diferencia nos hacen de la misma generación. En los límites de Barcelona: él al norte, surcando en el Besós, yo en el sur, en la ciudad más allá del Llobregat; dos niños suburbanos nos lanzábamos al mundo liberador de la literatura. Armados con la armadura de la curiosidad, siempre nos supimos Sancho Panza. La cuna de la locura genial nos dio miedo pues reconocimos de ante mano que el movimiento hacía la diferencia. Diferencia con la que convivimos hasta arreglárnoslas de forma que conseguimos emular nuestra propia épica de fábricas, padres obreros socialistas, barrios de cemento y lecciones de Historia sesgadas. Y la literatura como única nodriza, alimentando nuestras fantasías incluso antes de que nos diéramos cuenta del poder de la imaginación. De repente, teníamos inoculada una vacuna caprichosa en el corazón que se ponía a palpitar ante la poesía. Y nos liberamos [desde nuestro propio paisaje].

Javier ha empezado a escribir la biografía generacional de algunos charnegos absolutos. Como yo. Gracias.

Horacio Oliveira

miércoles, 2 de julio de 2008

Constelaciones de cristal


Constelaciones de vasos sucios girando alrededor de fantasmas que siguen riendo. Representantes de rostros que o bien nos dejaron o murieron dejándonos la palabra en la boca. Podredumbre de emociones que regurgito cada vez con menos dolor. En el celular, los mensajes que masajean la soledad. Y, en medio del desorden galáctico-familiar, estoy yo: reflejando las reservas de “buena vibra”, de “energía bonita”. (Hasta que el precio de la gasolina lo permita, claro).

Cesárea Tinarejo