domingo, 30 de marzo de 2008

Guión 2

Ventana, Rufino Tamayo

Dedicado, obligatoriamente, a Tito. (Perdóneme, maestro)

Una cucaracha escribiendo un guión donde un escarabajo escritor escribe un libro sobre un señor que se convierte en cucaracha.


Y Samsa escribe: "Tengo tres obsesiones que se repiten con insistencia desde hace demasiado: 1) ¿Dejé la puerta cerrada? 2) El revólver en la sien derecha. El cuadro de una ventana. 3) Imagino que me dejan mensajes. Oigo el ronroneo de voces que no distingo ni entiendo"; poco antes de la transformación.


Ese podría ser el primer párrafo. ¿Cómo lo ven?


Arturo Bandini

domingo, 23 de marzo de 2008

Me Sirve/No me sirve


Me sirve / No me Sirve
Jorge Juan Moyano, Galería Studio Cerrillo, Inauguración 22 marzo 08

No me Sirve
Un libro pintado de blanco confundido con la pared. Una palabra “Poetique”, minúscula, resalta en la pared. No me Sirve. Una pared convertida en teclado de piano con las fotocopias reducidas de un libro. ¿No conoce al autor? No me Sirve. Una bolsa de plástico blanco colgada. Dentro la nota de un jueves. Hay un logotipo, una carpeta dentro. ¿Qué tendrá? ¿Por qué está ahí? ¿Se puede abrir? No me Sirve. El arte en Latinoamérica, en inglés, colgado, tendido o volando. Depende si es un libro, un cometa o una flecha. La respuesta no estaba bajo el libro, dentro tampoco. No. Las respuestas estaban en las sobras que proyectaba. ¿No se fijaron? No me Sirve. El bien y el mal. Dos rectángulos orientales. Blanco y Negro. Arte y Artesanos. Élite y Pueblo. Rectángulos opuestos dentro de rectángulos superiores. No me Sirve. La conceptualizada presentación no me sirve, menos, mucho menos, la que contenía los detalles pseudos-eruditos. Cristalitos para los indios. No me Sirve. Me quedé esperando, y así fue: el visitante mira a la obra. No la ve. Se acerca a ella. Una silla, encima de la silla un libro. El arte del color, también en inglés, claro. Hojea el libro. Lo deja al revés. No me Sirve. De repente la galería se convierte en teatro, la obra en atrezo, los visitantes en espectadores. No me Sirve. El autor se convierte en actor. Teatro del absurdo. Algunos lloramos por dentro, emocionados – los que sentimos respeto por los libros. ¿Ya acabó? Nerviosismo. Que alguien haga algo. Risitas. ¿Eso es todo? Risitas y un aplauso que llega de fuera y no tiene tiempo de contaminar a los presentes. No me Sirve. Alguien lo filma todo. ¿Dónde está el límite de esta obra? ¿Alguien la ha visto toda? No me sirve.

Me sirve
Los vasitos de vino y cervezas. Me sirve. El valor intelectual del galerista. Me sirve. La comezón inquieta en los corrillos de crónicas. Me sirve. La confusión, la duda. Me sirve. La provocación a nuestra sensibilidad de pueblo chico. Me sirve. El ridículo incómodo de algunos. Me sirve. El “no me gustó”. Me sirve. El “no entendí nada”. Me sirve. El “¿puedo tocar?”. Me sirve. Recordar a los que presenciaron los inicios de Kandinski y Pollock. Me sirve. Reflexionar sobre el arte “conceptual” – eso repetían todos – y su relación con lo fugaz, lo intangible, lo individualizado, lo contestatario y lo mercantilizado. Me sirve. La necesidad de incluir al autor en la obra. Me sirve. Las múltiples explicaciones, emociones e imágenes que creé en los pocos metros cuadrados de obra. Me sirve. Ver las caras y oír las reacciones. Me sirve. Preguntarme si habrá una “Declaración de los Derechos de las Obras de Arte”. Me sirve. Acordarme de aquel cuento donde un niño sentencia, inocente: “¡Pero Sí está desnudo!” y todo el pueblo empezó a ver. Me sirve.

Me Sirve / No me sirve
Los límites del arte están donde no hay límites. Todo se puede cuestionar y las obras empiezan a atomizar sus mensajes relativistas, explicativos. El arte se multiplica por uno. Por cada uno. Jugar con los marcos establecidos es cándido y audaz. Los materiales, el enredo hermenéutico, los símbolos de la cultura “difícil” y privilegiada. Símbolos viejos que mantienen cierto toque de efecto. Claro, no todo lo provocador es interesante, no todo lo nuevo es bueno. Además, ¿acaso se podría afirmar que hay una sola interpretación, una sola crítica posible? Cierto arte que nos viene es como nosotros, más parecido de los que imaginamos. Es voluble a las tendencias, mercantilizado, original y contestatario, lúdico, efímero pero joven. Siempre jóvenes.

Mézclenlo todo con pintura, escultura, diseño gráfico, juegos de interiores, teatro y discurso obtuso y plomizo y encontrarán una simpática fórmula para un sábado por la tarde. A mí, Me sirve.

Horacio Oliveira
San Cristóbal, 23 de marzo de 2008

sábado, 22 de marzo de 2008

Separación de Bienes

>> Me quedo con tu sonrisa. La despreocupada e infantil. La imagino pegada a un baile conmigo. Te pones ridícula pero te sientes única, protegida y amada. Me quedo con tus manos con su lengua haciendo pasillos jugosos en mi piel. Los abrazos, todos. Los de las tardes ante la tele. Los furiosos y temblorosos de las despedidas. Los suspirados. Y los que están en medio desde el último que me diste. Hasta me quedo con el delantal manchado de harina mientras doras galletas. Tus ojos brillando de satisfacción porque han sido seducidos con elegancia. Alrededor, las mesas, estamos en un restaurante con magia en la cocina.

Brindemos.

Disculpa, pero también me quedo con el recuerdo de nosotras haciendo el amor (suspiro)... aunque no lo juegue.

Me quedo con la imagen del día que te conocí <<


Cesárea Tinarejo

jueves, 20 de marzo de 2008

"Recaída"


Tendido en un tabique, el ojal, mira a través de la pantalla y deja pasar el rumor de bits. En ese momento imagina un detector de falsedades. La máquina de la insustancialidad. Órgano estético creado por un Dios fanático para erradicar la contaminación de Ego en las cavernas. Que alguien haga algo. Por favor. Y los críticos vuelven a escribir. La única plaga sin exterminar.

Cesárea Tinarejo

lunes, 10 de marzo de 2008

Vaca espantándose las moscas



La simpatía irónica la pone un cáctus y una pirámide que podría ser azteca o un montículo de estiércol engañoso. De espaldas pero girando la testa, una vaca persigue con la mirada el movimiento cubista de su rabo. Incómoda por esos seres diminutos y pegajosos que Monterroso destacó en uno de sus libros y que, curiosamente, no resaltan en los tonos acres de un desierto mexicano y caliente.



Horacio Oliveira
Inspirado por "Vaca espantándose las moscas" de Rufino Tamayo

domingo, 2 de marzo de 2008

octubre en EARTH

Fulminante cerilla varada en la colina plana de un pañuelo del siglo XV. Coroneles con escafandra persiguiendo a corsarios en ala delta mientras los mercados financieros hacen crack y todos saltan de las Torres Gemelas. Mausoleos de la ironía religiosa cuando la nueva cruzada nos lleva a las mismas tumbas con pretextos ecológicos. Hay un punto individual que no se distingue en el horizonte. Revoltosos anónimos con gafas de sol que tapan más los ojos que los senos operados. Vídeos musicales al ritmo de cuerpos que se sacuden pidiendo lo mismo: fóllame, fóllame. Y escritores clavados en bosques húmedos – oh, repetición – de un trópico gringo comprado hace años con dólares anti-socialistas. Musas hispánicas revolcándose entre jamones mientras tetas saben a tortilla de patatas (enhorabuena, Javier, por el Oscar). Amigas misteriosas que se enamoran de poetas cinematográficos que no saben dirigir un guión. Hijos e hipotecas de una generación que da vueltas al centro comercial - para acabar entrando, sin convicción y con culpa. Arbolitos en los parques y putas dominicanas y kurdas en los jardines. Decoración navideña en este otoño.

Cesárea Tinarejo