La simpatía irónica la pone un cáctus y una pirámide que podría ser azteca o un montículo de estiércol engañoso. De espaldas pero girando la testa, una vaca persigue con la mirada el movimiento cubista de su rabo. Incómoda por esos seres diminutos y pegajosos que Monterroso destacó en uno de sus libros y que, curiosamente, no resaltan en los tonos acres de un desierto mexicano y caliente.
Horacio Oliveira
Inspirado por "Vaca espantándose las moscas" de Rufino Tamayo
Horacio Oliveira
Inspirado por "Vaca espantándose las moscas" de Rufino Tamayo
4 comentarios:
Pues qué te digo, mi amigo... que uno mismo es muchas veces el causante o el responsable de las molestias que lo inquietan o lo aquejan en la vida.
Cómo tu bendita vaca vaquita, a la que pongo de ejemplo, esperando dar en el blanco con la moraleja de tu cuento: Pues sí, si ella no soltara semejante caga... pirámide de estiercol, provablemente no atraería, casi un hecho, no atraería a esa pandilla de moscas pandilleras que la atormentan...
Agradezco tu visita, por mi blog. Estamos en contacto.
Warren, un gusto tener un visitante ilustrado en este espacio que pretende ser "cacofonía de voces". Tomo nota: mierda llama mierda. ¿Qué sería de la vida sin las metáforas? Gracias por la observación. Afortunadamente, del estiercol, a veces, salen brotes de rosas. Un abrazo y gracias por hacerme partícipe de esta red relacional. Horacio.
Yote agragaríaque delas metidas depata olas "cagadas" que uno se pega enlavida, salen rosas también, porquedeloserrores, metidasdepata o "cagadsas", uno y dos y tres y cuatro y... uno aprende deaprender se hadicho.
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