sábado, 23 de febrero de 2008

Atenco

Atenco, de Cecilia Monroy

Hay fotografías con una sexualidad brutal. Rayanas en la pornografía. Me doy cuenta de ello cuando compruebo que nadie mira lo que yo veo y mi rubor no se siente acompañado.

"Atenco" puede ser el nombre de un antiguo campo de batalla pero para mí es desde hoy un ombligo desorientador desde donde apenas se puede huir a unos pechos revolucionarios que contienen, arremangados, el secreto de la clandestinidad.

¿Por qué una mujer enmascarada provoca tanta turbación? ¿Es ese machete el complemento fálico? ¿Qué erecciones crecen tras esa sombra fatal que provoca deseo al tiempo que temor?

Quizás la respuesta está en los subtítulos de una hoja poco afeitada. Demasiado estética. Amenaza de papel sensible. Pero ese ombligo, esos pezones reclamando, demandando, una lucha erótica.

Horacio Oliveira

3 comentarios:

Anónimo dijo...

eso que escribes me gusta
y sabes porque...

Horacio Oliveira dijo...

Lo cierto, anónimo, es que no sé tu por qué. Me gustaría saberlo, claro.

Paula dijo...

"seré yo maestro..."