Después de meses resisitiéndote, Quimero, te ves publicando tu blog. Tantas reflexiones negativas sobre esta moderna epidema endémica del yo, donde todos tienen tanto que decir sobre todo y muy pocos tienen tiempo para leer (o pensar) sobre nada; para acabar cayendo en la tentación por vía de una tarea escolar. Ver para creer.
Así, de pronto, siendo las 18:04 de un Martes y Trece de 2007, convoco a la superchería tradicionalista e invoco a los espíritus de a) la creatividad b) la belleza c) el interés público d) el beneficio económico. Favor de señalar la que considere correcta.
¡Enhorabuena! La respuesta correcta es: e) la hinchazón del ego y sus consecuencias en la entropía universal.
¿Qué mejor iniciar con un título tan enredado para el primer artículo? Así nadie se llama a sorpresa. "Quimeraciones" es algo en potencia. Así como el feto que se forma dentro de su barrigona madre (menuda metáfora ¿eh?), así está Quimero en este momento: sintiendo cómo se le inflan los testículos y se definen morfológicamente las semillas que esparcirá por este espacio.
De entrada, quedan avisados los timoratos, bienpensantes y pardillos varios del jardín tecnológico. La cosa va de experimentación, choteo y jerga piloto. (Que mis colegas seguro le van a poner "sazón" empírica, intelectualoide y mucha, pero mucha seriedad a la cosa.)
Como diría Isaac Newton, "No hace falta saber física para comer manzanas. Pero sin manzanas..."
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