"Soñé que era un detective latinoamericano muy viejo."
Un paseo por la Literatura, Roberto Bolaño
Soñé fuegos piromágicos en una aldea
africana. Las doncellas danzaban y algo las atraía al fuego. Sólo la contorsión
del cuerpo pronunciaba palabras. Inaudibles para los otros sentidos. Y estaba
ahí el amigo holandés planificando un futuro y riéndose con su mostacho
macabro. Todas las garrapatas huyeron de mi piel en una carcajada. Los
escozores dieron paso al alivio de la noche abierta entre dos miradas sembradas
en los reflejos. El área gris donde se encuentra la geometría de la verdad
científica con la beneplácita naturaleza que todo lo permite. Entre la
confusión de algo parecido a los susurros oí el perfecto vacío. Una convulsión
de esta conciencia en los límites de la realidad. Antes de acercarme sin recato
a la Literatura, a los bordes inhóspitos de la poesía. Eso fue antes. Antes
llegaste tú, confundida entre las sombras, mezclándolo todo como un lugar común
repetido. Y en ese sueño aprendimos a bailar en los límites en penumbras
donde, apenas, si hay sentido.
Cesárea Tinarejo
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