jueves, 26 de abril de 2012

Manchas universales



Salto de renglón y me pongo “Purple Rain” en la versión de Urselle. La ensalada y los garbanzos con chorizo ya están en la mesa. Y la fotografía de “Gastronomía de estar por casa” aguarda, como yo, a la musa de todos los aderezos. Incluyendo al Jazz.

Los versos, cuando son teclas al piano de una voz que canta algo suave a lo inimaginado. Ininteligible. Como el golpeteo de unas botellas de vino anunciando que todo “hola” es un poema en espera… Los poetas, decía.

Ejercitan los endecasílabos

Y el coro, con su “Knock, knocking on heaven’s door”, insiste en las manchas de los manteles, en la repetición de las frases, en las caricias que suceden a las siestas y en la hinchazón de una tripa adicta a las palabras. Pataplás.

Estos cronopios son la caricatura de cualquier mancha en el universo. Indimensionable en la oscuridad de su vacío. Tan pesada como la indigestión de un garbanzo ahíto. Y cósmico.

“Corazón de neón”, sí, pero en ese eructo de tarde cuando las luces compiten por tener la razón. Los párpados solares filtran el color para despertar a los arlequines artificiales. Y… ¡vualá! La poesía cambia de turno.

Y aunque todos los temas hablan de lo mismo, “Dont’ worry, be happy”, y todos los huevos fritos sean anónimos. No fui yo.  

Cesárea Tinarejo

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