Cesárea Tinarejo
jueves, 6 de noviembre de 2008
Laberinto de voces
Noche de conferencias. Los ponentes se suceden con sus discursos. Todas las caras me parecen iguales. Parecido el problema de fondo. Las voces suenan como las mías. Doy vueltas en la cama persiguiendo la salida de un laberinto que yo mismo he construido. ¿Dónde están los planos? La única escapatoria es dejar pasar el tiempo, dormirse en la única posición posible: seguir respirando al borde del abismo. Y gotean las voces contra las paredes de estos ojos cerrados que ya no ven sino el rojo apasionado que se desangra en el estómago. Ah, la estupidez de una noche donde la fiebre estira unos centímetros hacia adentro el crecimiento de este onírico y dramático personaje. Que mira de reojo al celular temiendo lo peor: Que suene. Que no suene. (Que se duerme)
viernes, 22 de agosto de 2008
Horizonte en Roatán
Hay un hombre mirando el horizonte
En él las olas saltando
Al fondo del mar sus pies
Y en el rastro de sus ojos
El verde, el azul
Lo inmenso
Hay un paisaje sin palabras
Contemplando a un hombre
Él mide los siglos, a otros hombres
Juega con el tiempo
Y roza las algas, los fósiles
Hay un mar esperando
Hay un sol bañándose
En la quietud del que reflexiona
Y encuentra
El placer de la naturaleza acariciándose
Hay un momento de comunión
Imborrable, inenarrable
Y está él, ahí, dentro del agua
Bautizándose
Pensando
(Tratando de olvidar)
Sintiendo
(Tratando de sentir)
Hay un paisaje observando a un hombre
Y a su reflejo
En él las olas saltando
Al fondo del mar sus pies
Y en el rastro de sus ojos
El verde, el azul
Lo inmenso
Hay un paisaje sin palabras
Contemplando a un hombre
Él mide los siglos, a otros hombres
Juega con el tiempo
Y roza las algas, los fósiles
Hay un mar esperando
Hay un sol bañándose
En la quietud del que reflexiona
Y encuentra
El placer de la naturaleza acariciándose
Hay un momento de comunión
Imborrable, inenarrable
Y está él, ahí, dentro del agua
Bautizándose
Pensando
(Tratando de olvidar)
Sintiendo
(Tratando de sentir)
Hay un paisaje observando a un hombre
Y a su reflejo
Cesárea Tinarejo
jueves, 24 de julio de 2008
Escribiéndose
Hay un tipo en la cama. Está copiando un poema. Digamos que tiene deseos de decir palabras como: Penélope, bufanda gris, carretera y multiverso. Lo lee una vez. Lo tira dos veces a la papelera electrónica. Afuera llueve. Se oyen los aviones aterrizando muy cerca. Piensa en la mesa de reuniones del Edificio Internacional, piso cuatro, cooperación española. Huele su camiseta negra con el logo de una ong. Le cuesta fijar el tema. Cerca, tentándolo, hay un libro de Jonathan Swift. “Literatura infantil” dice el prólogo. Escribe esta frase: “Mejor así”. La repite en voz alta varias veces. Vuelve a la carga leyendo desde el principio: “Hay un tipo en la cama. Está…” Empieza a desenfocarse la tarde. La señal de Internet es débil, no es capaz de atraer las respuestas que espera. Espera. Hace inventario de ojos. Escribe esta lista de iniciales: M, C, C, K, C, J, A, G. Algo no va bien. Suspira. No quiere volver a borrar. Digamos que ha decidido publicar un párrafo en su blog. Tiene un poema atravesado de palabras pero no salen. En la papelera se puede leer todavía: Comitán, Ipod, corazón y verso. Está pensando si se queda con “celular” o la apaga de su memoria. Definitivamente quiere escribir “palabra”. Busca “sophos” en Google. Dice que es un software. No lo cree. Cambia de idea. Dos veces. Se encuentra en el mismo sitio. Aquí. Escribiéndose.
Cesárea Tinarejo
miércoles, 23 de julio de 2008
Matrimonio y Mortaja (bis)
“…bien pensado, bien concebido, bien hecho con ese material tan frágil y tan tenue que corre el riesgo de pasar por lo que aparenta ser y es y no es: un juego”
Augusto Monterroso
“Pájaros de Hispanoamérica”
Dedicado a Claudia Huerta, la musa inspiradora
¿Qué tipo de crítica le gustaría a Leo? Especulo: cualquier combinación de palabras mientas no insulten su inteligencia. Y en esa debilidad genética arranca esta crítica. Pues el estructurado montaje no deja más que para el meticuloso y compartimentado análisis de las piezas.
Hay un todo-discurso, sí, pues la obra real y la ficción escrita se entrelazan para golpear: golpes de efecto experimentales en una ensalada bien diseñada, digerible y nutritiva. Gracias. PERO. ¿Qué hay de él? ¿Dónde rastrear el alma autocrítica y tímida que manosea su propia inteligencia sin mostrar la esencia? Faltó el tacto, el rastro imperfecto y verdadero, sin subterfugios, del autor. Nos quedamos con el autor-didacta-mago. Sí, pero magia tramposa y llamativa.
La poesía. Ella sonó como una llama adivinatoria: adentro de las imágenes, llevándonos a todos a la cama, se presentan las letras vestidas de intención. Un montaje infiel escondido bajo las sábanas. En el murmullo de voces sin rostro, dormidas, se oye mejor la timidez asustada de Leonardo. Los mejores trazos de emoción auténtica.
“Bien, bien, muy bien” le comentaré luego a Eduardo Torres – mientras él aplaude la ingeniosidad de las piezas con sincero entusiasmo. Después, incluso, me comentará las derivaciones analíticas de la exhibición fruto del estimulo recibido – “pero no lo siento”.
Descartes se metió en la cama y las matemáticas hicieron el amor al verso. Un poema incestuoso y acusador: manualidades tecno-estéticas sin corazón.
Falta, pues, un rojo globo, el catorce, anunciando: “Lo mató el temor a dejarse ver”.
Eso sí – postdata – no hay nadie con un humor tan intenso en el valle. La socarronería inteligente del “séptimo ángel” de Jovel hace disfrutable cada guiño. Él se ríe más, claro. (¿O estoy adulando su inteligencia?)
Horacio Oliveira
Augusto Monterroso
“Pájaros de Hispanoamérica”
Dedicado a Claudia Huerta, la musa inspiradora
¿Qué tipo de crítica le gustaría a Leo? Especulo: cualquier combinación de palabras mientas no insulten su inteligencia. Y en esa debilidad genética arranca esta crítica. Pues el estructurado montaje no deja más que para el meticuloso y compartimentado análisis de las piezas.
Hay un todo-discurso, sí, pues la obra real y la ficción escrita se entrelazan para golpear: golpes de efecto experimentales en una ensalada bien diseñada, digerible y nutritiva. Gracias. PERO. ¿Qué hay de él? ¿Dónde rastrear el alma autocrítica y tímida que manosea su propia inteligencia sin mostrar la esencia? Faltó el tacto, el rastro imperfecto y verdadero, sin subterfugios, del autor. Nos quedamos con el autor-didacta-mago. Sí, pero magia tramposa y llamativa.
La poesía. Ella sonó como una llama adivinatoria: adentro de las imágenes, llevándonos a todos a la cama, se presentan las letras vestidas de intención. Un montaje infiel escondido bajo las sábanas. En el murmullo de voces sin rostro, dormidas, se oye mejor la timidez asustada de Leonardo. Los mejores trazos de emoción auténtica.
“Bien, bien, muy bien” le comentaré luego a Eduardo Torres – mientras él aplaude la ingeniosidad de las piezas con sincero entusiasmo. Después, incluso, me comentará las derivaciones analíticas de la exhibición fruto del estimulo recibido – “pero no lo siento”.
Descartes se metió en la cama y las matemáticas hicieron el amor al verso. Un poema incestuoso y acusador: manualidades tecno-estéticas sin corazón.
Falta, pues, un rojo globo, el catorce, anunciando: “Lo mató el temor a dejarse ver”.
Eso sí – postdata – no hay nadie con un humor tan intenso en el valle. La socarronería inteligente del “séptimo ángel” de Jovel hace disfrutable cada guiño. Él se ríe más, claro. (¿O estoy adulando su inteligencia?)
Horacio Oliveira
lunes, 21 de julio de 2008
Matrimonio y Mortaja
“… enfrentamiento eterno entre Eros y Tánatos, del cual la evidencia nos dice que siempre sale vencedor el segundo, pero la poesía, siempre a contracorriente, parece afirmar que quien gana es el primero”.
Leonardo Toledo
Prólogo a Amor constante más allá de la muerte
Leonardo Toledo
Prólogo a Amor constante más allá de la muerte
Asesinada / Estrangulan a pareja / Arrasan con la viejada
13 Notas rojas:
- Te cuelgo mi corazón – mi vida.
Amor heterosexual en la posición 56%
amor enmarcado en una cama
13 Notas rojas:
- Te cuelgo mi corazón – mi vida.
Amor heterosexual en la posición 56%
amor enmarcado en una cama
Escondido bajo las sábanas
improvisado encima de los colchones
Pirateando lugares comunes:
corazones rojos
revistas del corazón
morbo entre cartones
ah, la poesía impresa
la musicalidad con velitas
grafitis que son versos oscuros
sombras de muertos
escanciadas bajo la lluvia
improvisado encima de los colchones
Pirateando lugares comunes:
corazones rojos
revistas del corazón
morbo entre cartones
ah, la poesía impresa
la musicalidad con velitas
grafitis que son versos oscuros
sombras de muertos
escanciadas bajo la lluvia
y el precio, a mano
inmortalizando el
último minuto.
inmortalizando el
último minuto.
El último minuto
¿es cuando ella amanece
por primera vez
en mis brazos?
>> La muerte iniciática
vence
cuanto más sentimos
la vida.
Cuando, amando
tememos
la soledad del vacío
a la amante lúgubre que nos acaricia mientras dormimos <<
¿es cuando ella amanece
por primera vez
en mis brazos?
>> La muerte iniciática
vence
cuanto más sentimos
la vida.
Cuando, amando
tememos
la soledad del vacío
a la amante lúgubre que nos acaricia mientras dormimos <<
Cesárea Tinarejo
Sobre el prólogo: Favricio Huerta salta de un párrafo lúcido, completo y final, al engolamiento de los conceptos y a la terminología ofuscada por su propia distancia. “¿Acaso no entendieron, lerdos?”
Hay frases acertadísimas que alambican la esencia de la exhibición: “Imaginar un mundo sin nuestra presencia… es una de las muchas aristas que comporta consigo el goce de la insondable muerte”. Bello.
Horacio Oliveira
viernes, 4 de julio de 2008
De pronto el Doctor Leal
Dedicat a Mònica (i gracies!)
De pronto el doctor Leal
René Vázquez Díaz
Un cubano cultivado en el frío noreuropeo soñando con paisajes helados de colores congelados y con la vida rota desde el primer párrafo, regresa a Miami al funeral de su hermano menor muerto en circunstancias extrañas. Desde su aterrizaje, el delirio se apodera de la historia y la racionalidad “made in sweden” se entremezclará con la cultura particular del apéndice cubano de ueséi. A través de la nostalgia de los lugares, las conversaciones bullangueras, supersticiosas y febriles; se escucha una radiografía posible de los cubanos de ambas orillas. El toque novelesco y negro se enreda hasta tal punto que, la trama policial y de espionaje caribeño, es una caricatura exagerada sólo posible en la fiebre permanente de Miami.
Un regalo lúcido, gastronómico, político y nostálgico para la Cuba sin isla.
El final es tan violento que el lector se queda tiritando. Pensando en un funeral fraternal y cubano, en un paseo otoñal y solitario por Suecia.
René Vázquez Díaz
Un cubano cultivado en el frío noreuropeo soñando con paisajes helados de colores congelados y con la vida rota desde el primer párrafo, regresa a Miami al funeral de su hermano menor muerto en circunstancias extrañas. Desde su aterrizaje, el delirio se apodera de la historia y la racionalidad “made in sweden” se entremezclará con la cultura particular del apéndice cubano de ueséi. A través de la nostalgia de los lugares, las conversaciones bullangueras, supersticiosas y febriles; se escucha una radiografía posible de los cubanos de ambas orillas. El toque novelesco y negro se enreda hasta tal punto que, la trama policial y de espionaje caribeño, es una caricatura exagerada sólo posible en la fiebre permanente de Miami.
Un regalo lúcido, gastronómico, político y nostálgico para la Cuba sin isla.
El final es tan violento que el lector se queda tiritando. Pensando en un funeral fraternal y cubano, en un paseo otoñal y solitario por Suecia.
Horacio Oliveira
jueves, 3 de julio de 2008
Los Príncipes Valientes
Los Príncipes Valientes
Javier Pérez Andújar
Hay intuiciones que funcionan. Está también el deseo que así sea. En este caso, los ingredientes de la contraportada eran promisorios. Pocos años de diferencia nos hacen de la misma generación. En los límites de Barcelona: él al norte, surcando en el Besós, yo en el sur, en la ciudad más allá del Llobregat; dos niños suburbanos nos lanzábamos al mundo liberador de la literatura. Armados con la armadura de la curiosidad, siempre nos supimos Sancho Panza. La cuna de la locura genial nos dio miedo pues reconocimos de ante mano que el movimiento hacía la diferencia. Diferencia con la que convivimos hasta arreglárnoslas de forma que conseguimos emular nuestra propia épica de fábricas, padres obreros socialistas, barrios de cemento y lecciones de Historia sesgadas. Y la literatura como única nodriza, alimentando nuestras fantasías incluso antes de que nos diéramos cuenta del poder de la imaginación. De repente, teníamos inoculada una vacuna caprichosa en el corazón que se ponía a palpitar ante la poesía. Y nos liberamos [desde nuestro propio paisaje].
Javier ha empezado a escribir la biografía generacional de algunos charnegos absolutos. Como yo. Gracias.
Javier Pérez Andújar
Hay intuiciones que funcionan. Está también el deseo que así sea. En este caso, los ingredientes de la contraportada eran promisorios. Pocos años de diferencia nos hacen de la misma generación. En los límites de Barcelona: él al norte, surcando en el Besós, yo en el sur, en la ciudad más allá del Llobregat; dos niños suburbanos nos lanzábamos al mundo liberador de la literatura. Armados con la armadura de la curiosidad, siempre nos supimos Sancho Panza. La cuna de la locura genial nos dio miedo pues reconocimos de ante mano que el movimiento hacía la diferencia. Diferencia con la que convivimos hasta arreglárnoslas de forma que conseguimos emular nuestra propia épica de fábricas, padres obreros socialistas, barrios de cemento y lecciones de Historia sesgadas. Y la literatura como única nodriza, alimentando nuestras fantasías incluso antes de que nos diéramos cuenta del poder de la imaginación. De repente, teníamos inoculada una vacuna caprichosa en el corazón que se ponía a palpitar ante la poesía. Y nos liberamos [desde nuestro propio paisaje].
Javier ha empezado a escribir la biografía generacional de algunos charnegos absolutos. Como yo. Gracias.
Horacio Oliveira
miércoles, 2 de julio de 2008
Constelaciones de cristal
Constelaciones de vasos sucios girando alrededor de fantasmas que siguen riendo. Representantes de rostros que o bien nos dejaron o murieron dejándonos la palabra en la boca. Podredumbre de emociones que regurgito cada vez con menos dolor. En el celular, los mensajes que masajean la soledad. Y, en medio del desorden galáctico-familiar, estoy yo: reflejando las reservas de “buena vibra”, de “energía bonita”. (Hasta que el precio de la gasolina lo permita, claro).
Cesárea Tinarejo
viernes, 27 de junio de 2008
Homenaje en tres tiempos, entrada 50
“41. Soñe que estaba soñando y que en los túneles de los sueños encontraba el sueño de Roque Dalton: el sueño de los valientes que murieron por una quimera de mierda.”
Un paseo por la Literatura, Roberto Bolaño
Tiempo uno: Brindis
Tengo la copa de vino
antes de alzarla a tu salud
te lo escribo: ¡Salud!
Brindo por tu orgullo inamovible
la dignidad inquebrantable
el forcejeo con la memoria.
Brindo por la altivez de tu despedida
por la victoria extraña
que me impones
y acepto con una tristeza lánguida
rumorosa y fatal,
un voluntarioso e inhóspito gesto
de caballero andante
buscando un pedazo de papel
para salpicar.
Brindo por tí, Coco.
Desde una emoción entrañable
latente
que esconde alegría tras esta sensación
de derrota injusta.
Felicidades
Felicidad
Feliz,
Cumpleaños
Cesárea Tinarejo
Tiempo dos: al aire
Sentado solo en la mesa. Aquí está el abismo otra vez. La sensación de vértigo y los malabarismos con las horas. La lluvia arrastra el entusiasmo por las alcantarillas. Los malditos príncipes azules bordeando los límites de lo heroico, lo estúpido y lo romántico. Me impongo el silencio de la tinta, el verde del ensueño. Dejo pasar el cielo por mis pulmones…
Quimero
Tiempo tres: por ella
Tarde de nostalgia. Blog como tablón de anuncios de mis emociones: “Se renta corazón desvalido. Económico.” Y espero que las nubes verdes me transporten al universo húmedo e intangible de los ensueños. Leeré a Bolaño y escucharé cualquier música ininteligible masturbándome en el abismo de mis deseos. “Demasiado tarde” me escribirá Roberto desde su rincón detectivesco. Y yo me quedaré esperando un “valiente” como coletilla.
Quimero
miércoles, 11 de junio de 2008
Metáforas. Mordiscos y miedo
Dedicado a Kate
Hay metáforas que muerden sin miedo.
El miedo es como una dentellada sin sangre.
Y están los mordiscos miedosos. Sin metáforas.
Somos los dos lados de este equilátero
con cuatro ángulos:
lo que sabemos
aquello que escribimos
nuestros deseos
y lo real.
Sencillez, dices.
(La sencillez es la complejidad sin adornos)
Cesárea Tinarejo
martes, 3 de junio de 2008
El orden natural de las cosas
Para kchiapas
En el corazón de un filete
(elige entre una pechuga de jirafa
un New York de tigre)
veo algo de luz
está tan claro como dos noches a oscuras
con los pies en la tierra
reclamando politely en inglés conectarte al club
por favor, por favor,
palabras en tres dimensiones:
a) reflejos de ilusiones
b) promesas musicales
c) lecciones de ética
y por si las dudas fueran pocas
te las tomo en este juego
(poesía húmeda y tóxica
- ahora que los cielos salpican mercurio)
Para anudar esos espacios detrás de las líneas
siempre uniformes
y arrancarme una confesión:
"hay un desorden emocional en estas cosas"
¿no sientes?
Cesárea Tinarejo
En el corazón de un filete
(elige entre una pechuga de jirafa
un New York de tigre)
veo algo de luz
está tan claro como dos noches a oscuras
con los pies en la tierra
reclamando politely en inglés conectarte al club
por favor, por favor,
palabras en tres dimensiones:
a) reflejos de ilusiones
b) promesas musicales
c) lecciones de ética
y por si las dudas fueran pocas
te las tomo en este juego
(poesía húmeda y tóxica
- ahora que los cielos salpican mercurio)
Para anudar esos espacios detrás de las líneas
siempre uniformes
y arrancarme una confesión:
"hay un desorden emocional en estas cosas"
¿no sientes?
Cesárea Tinarejo
viernes, 30 de mayo de 2008
La Triada Bestial
Fotomontaje de David Lozano
Dedicado a Hubert y a David
Somos tres bestias
bestial como bebemos
bestial como trabajamos
bestias porque nos encantan los tes más sofisticados
bestias porque uno folla por todos y para todos
¡¡y qué bestial cómo nos queremos!!
A la bim, a la bam, hay bestias que no pueden más
oéee, oéee, oooéeeee…
bestias porque cagamos en tres idiomas
y nos entendemos
Aú, aú, aú
Aullamos con la noche
bestias sin miedo
(bestias solitarias
con el perfume de ellas en las fauces
bestial la forma de lamernos los recuerdos
bestial la forma de reír
doliéndonos)
Cesárea Tinarejo
Somos tres bestias
bestial como bebemos
bestial como trabajamos
bestias porque nos encantan los tes más sofisticados
bestias porque uno folla por todos y para todos
¡¡y qué bestial cómo nos queremos!!
A la bim, a la bam, hay bestias que no pueden más
oéee, oéee, oooéeeee…
bestias porque cagamos en tres idiomas
y nos entendemos
Aú, aú, aú
Aullamos con la noche
bestias sin miedo
(bestias solitarias
con el perfume de ellas en las fauces
bestial la forma de lamernos los recuerdos
bestial la forma de reír
doliéndonos)
Cesárea Tinarejo
viernes, 2 de mayo de 2008
Póquer de ases
Gente de Chiapas… una mirada
Cisco
Inauguración 25 abril
Muso de Culturas Populares de Chiapas
Póquer de ases
As de picas, la técnica
Empiezo por el agradecimiento técnico. La exhibición fotográfica de Cisco ofrece una calidad desafortunadamente desacostumbrada para estos casos. Tanto el lugar, la iluminación, el formato y el marco de las imágenes consiguen lo que se espera: que no tengamos que fijarnos en esas cuestiones para disfrutar de la obra. Estamos ante unas imágenes que han sido tratadas con elegancia y respeto, usando los elementos disponibles para realzarlas y dejar al espectador elucubrando ante ellas. Buscando una carta escondida, adivinando su juego… ¡Abran juego!
As de tréboles, el tema
Doce retratos, una docena de imágenes cortadas con el más preciso estilo clásico. El purismo del negativo completo está ahí, recordándonos a los maestros que nos enseñaron a dibujar poemas con la realidad. No a inventarla, a manipularla, a pervertirla. Es un precioso homenaje a una época cada vez más esporádica. Incluso el viraje al sepia subraya el olor a tierra de los personajes, dulcifica la textura dura de sus expresiones. Definitivamente, Cisco es un romántico. La coletilla “una mirada” salva el título de caer en la grandilocuencia acostumbrada. Pues sí: un puñado de rostros elegidos según un criterio que incluye el pintoresquismo, la fealdad estética, el morbo simbólico y la elegancia juvenil. Pido dos cartas más.
As de corazones, la gente
Estoy sólo en la sala. Me muevo libremente. Camino siguiendo la secuencia propuesta y también altero la forma de aproximarme a los retratos. Clavo mi mirada en los personajes y dejo que me hablen. Lo hacen. Esa conversación es el mejor regalo que ofrece un buen retrato. Sin necesidad de conocerlos se dejan leer, interpretar.
El oscuro lacandón atrae con fuerza mi atención. Creo ver en sus ojos la profundidad de la selva, lo entreverado de la historia, la satisfacción orgullosa de su sabiduría. La indiferencia de sus surcos acaso deja un rastro triste. Agobiado por un oscuro ángulo denso donde el negro queda empastado y me queda una sensación de miedo salto hacia la derecha.
La joven diosa, estudiante de secundaria, radiante de juventud. Oronda de alegría, tan indígena de su vida como ella, muchos lustros después. Vuelta de 180º y ahí está el reverso de la moneda, la alegoría de la vida y la muerte, las arrugas del tiempo y unos ojos que brillan. Las he reconocido inmediatamente. La misma mujer. Sólo el tiempo entre esas dos miradas. Un optimismo desaforado se cuela por su piel que añade literatura a cada intento de imaginar su vida.
Piruetas poéticas a raíz de un juego de caras, de cartas, de retratos. Doblo mi apuesta.
As de diamantes, el bisnes
¿Para qué sirve la etiqueta con el precio de las obras si no para hacerse alguna pregunta? ¿Compraría una imagen? ¿Cuál? Y, de repente, vuelvo a repasar la galería de imágenes buscado una respuesta totalmente crematística y subjetiva. Las reflexiones anteriores son analizadas bajo un prisma diferente, la emoción del momento debe juzgarse por la resistencia de la foto a estar colgada en un lugar visible durante cierto tiempo. También empieza el mezquino juego del regateo, de elucubrar si el fotógrafo percibirá los beneficios de los descuentos o pondrá la dignidad estoica del autor por encima de los pesos. Me pregunto si es de buena educación hablar de dinero en una crítica fotográfica. ¿Acaso el Arte conjuga con el Beneficio? Saltándome las reglas racionales de las matemáticas y haciendo un poema numérico planteo esta ecuación al autor: 2 x valor unitario = $6,000.00. ¿Pagas por ver?
¿Acaso esta crónica no es sino un juego de póquer donde la principal habilidad es saber blufear?
Horacio Oliveira
San Cristóbal de Las Casas, 2 de mayo de 2008
Cisco
Inauguración 25 abril
Muso de Culturas Populares de Chiapas
Póquer de ases
As de picas, la técnica
Empiezo por el agradecimiento técnico. La exhibición fotográfica de Cisco ofrece una calidad desafortunadamente desacostumbrada para estos casos. Tanto el lugar, la iluminación, el formato y el marco de las imágenes consiguen lo que se espera: que no tengamos que fijarnos en esas cuestiones para disfrutar de la obra. Estamos ante unas imágenes que han sido tratadas con elegancia y respeto, usando los elementos disponibles para realzarlas y dejar al espectador elucubrando ante ellas. Buscando una carta escondida, adivinando su juego… ¡Abran juego!
As de tréboles, el tema
Doce retratos, una docena de imágenes cortadas con el más preciso estilo clásico. El purismo del negativo completo está ahí, recordándonos a los maestros que nos enseñaron a dibujar poemas con la realidad. No a inventarla, a manipularla, a pervertirla. Es un precioso homenaje a una época cada vez más esporádica. Incluso el viraje al sepia subraya el olor a tierra de los personajes, dulcifica la textura dura de sus expresiones. Definitivamente, Cisco es un romántico. La coletilla “una mirada” salva el título de caer en la grandilocuencia acostumbrada. Pues sí: un puñado de rostros elegidos según un criterio que incluye el pintoresquismo, la fealdad estética, el morbo simbólico y la elegancia juvenil. Pido dos cartas más.
As de corazones, la gente
Estoy sólo en la sala. Me muevo libremente. Camino siguiendo la secuencia propuesta y también altero la forma de aproximarme a los retratos. Clavo mi mirada en los personajes y dejo que me hablen. Lo hacen. Esa conversación es el mejor regalo que ofrece un buen retrato. Sin necesidad de conocerlos se dejan leer, interpretar.
El oscuro lacandón atrae con fuerza mi atención. Creo ver en sus ojos la profundidad de la selva, lo entreverado de la historia, la satisfacción orgullosa de su sabiduría. La indiferencia de sus surcos acaso deja un rastro triste. Agobiado por un oscuro ángulo denso donde el negro queda empastado y me queda una sensación de miedo salto hacia la derecha.
La joven diosa, estudiante de secundaria, radiante de juventud. Oronda de alegría, tan indígena de su vida como ella, muchos lustros después. Vuelta de 180º y ahí está el reverso de la moneda, la alegoría de la vida y la muerte, las arrugas del tiempo y unos ojos que brillan. Las he reconocido inmediatamente. La misma mujer. Sólo el tiempo entre esas dos miradas. Un optimismo desaforado se cuela por su piel que añade literatura a cada intento de imaginar su vida.
Piruetas poéticas a raíz de un juego de caras, de cartas, de retratos. Doblo mi apuesta.
As de diamantes, el bisnes
¿Para qué sirve la etiqueta con el precio de las obras si no para hacerse alguna pregunta? ¿Compraría una imagen? ¿Cuál? Y, de repente, vuelvo a repasar la galería de imágenes buscado una respuesta totalmente crematística y subjetiva. Las reflexiones anteriores son analizadas bajo un prisma diferente, la emoción del momento debe juzgarse por la resistencia de la foto a estar colgada en un lugar visible durante cierto tiempo. También empieza el mezquino juego del regateo, de elucubrar si el fotógrafo percibirá los beneficios de los descuentos o pondrá la dignidad estoica del autor por encima de los pesos. Me pregunto si es de buena educación hablar de dinero en una crítica fotográfica. ¿Acaso el Arte conjuga con el Beneficio? Saltándome las reglas racionales de las matemáticas y haciendo un poema numérico planteo esta ecuación al autor: 2 x valor unitario = $6,000.00. ¿Pagas por ver?
¿Acaso esta crónica no es sino un juego de póquer donde la principal habilidad es saber blufear?
Horacio Oliveira
San Cristóbal de Las Casas, 2 de mayo de 2008
miércoles, 16 de abril de 2008
Puntos suspensivos
Dedicado a Charlie
Oscurantista de verbo cobarde
deja de excusar tu torpeza
voltea el adjetivo
que el cansancio insustancial
anima también al desánimo
Las lágrimas
son puntos suspensivos
Espacios para saltar
Oscurantista de verbo cobarde
deja de excusar tu torpeza
voltea el adjetivo
que el cansancio insustancial
anima también al desánimo
Las lágrimas
son puntos suspensivos
Espacios para saltar
de un oscuro hoyo
a un completo vacío
hasta el centro del yo
Después
otra frase
y otra
y otra
Tan fácil como seguir escribiendo
(Te quiero)
sábado, 12 de abril de 2008
lunes, 7 de abril de 2008
Sucedió poco antes (Anja Salomonowitz)
Exuberante. Un ejercicio de creación intelectual con pretensiones de decir. De denunciar. La estructura de este documental, además de inteligente e impactante, utiliza una técnica narrativa demoledora: los victimarios se convierten en narradores impasibles, cínicos, de la historia. Las protagonistas brillan por su presencia, pero son invisibles. Son todas aquellas mujeres engañadas y explotadas laboralmente en cualquier rincón del mundo. La Alemania democrática y europea de fondo puede ser un trasunto de tantos lugares.
Un funcionario de aduana. Una pensionada en un barrio convencional. El gerente de un burdel. La diplomática. El taxista. Todos ellos, macabros personajes que vemos desenvolverse en la naturalidad de su cotidianidad. Las miserias convencionales de todos nosotros. La voz de ellas en su boca. “Me dijeron que no podía trabajar en otra cosa. Mi visa sólo me permitía trabajar como bailarina”. Historias escalofriantes oídas desde la disonancia. La imaginación tiene que ponerse a trabajar: hay que reordenar en nuestra mente lo que vemos, lo que oímos. Responder esas preguntas iniciales: “¿Quién habla?”, “¿Qué coño está diciendo?”.
Fatigados por el esfuerzo, por el aburrimiento, algunos espectadores se rinden. Salen. Los ojos de los protagonistas se parecen mucho a los nuestros. El cinismo y la hipocresía nos apuntan con insistencia pausada. Lo suficientemente pausada como para incomodarnos.
Con suficiencia y un ambiente opresivo y amenazador, se logra comprender la tragedia de los sueños robados, en esta película donde hay esclavas y nosotros miramos, hablamos, como privilegiados inventando justificaciones para nuestra indiferencia – en el mejor de los casos.
Horacio Oliveira
Un funcionario de aduana. Una pensionada en un barrio convencional. El gerente de un burdel. La diplomática. El taxista. Todos ellos, macabros personajes que vemos desenvolverse en la naturalidad de su cotidianidad. Las miserias convencionales de todos nosotros. La voz de ellas en su boca. “Me dijeron que no podía trabajar en otra cosa. Mi visa sólo me permitía trabajar como bailarina”. Historias escalofriantes oídas desde la disonancia. La imaginación tiene que ponerse a trabajar: hay que reordenar en nuestra mente lo que vemos, lo que oímos. Responder esas preguntas iniciales: “¿Quién habla?”, “¿Qué coño está diciendo?”.
Fatigados por el esfuerzo, por el aburrimiento, algunos espectadores se rinden. Salen. Los ojos de los protagonistas se parecen mucho a los nuestros. El cinismo y la hipocresía nos apuntan con insistencia pausada. Lo suficientemente pausada como para incomodarnos.
Con suficiencia y un ambiente opresivo y amenazador, se logra comprender la tragedia de los sueños robados, en esta película donde hay esclavas y nosotros miramos, hablamos, como privilegiados inventando justificaciones para nuestra indiferencia – en el mejor de los casos.
Horacio Oliveira
Etiquetas:
Ambulante 2008,
Crítica fotográfica
domingo, 6 de abril de 2008
Encantadora Andrea (Hito Steyerl)
(continuación)
Trucos periodísticos al fin y al cabo. Los cómics están para relajar nuestra incomodidad de adultos. ¿Quién puede desear ser humillado? Y es cierto que todos estamos en la misma Red. Pornografía del yo simulando una película dentro de otra. El remake comercial manipula mejor las fotos desnudas. (¡Y pensar que no tuve el valor de decirle a la directora que me gustó mucho su culo!) El pseudónimo no es trivial. Y el paralelismo (con "Noviembre") no es inocente. A aquella generación perdida de combatientes torturadas y desaparecidas, le sigue la fútil, lasciva y hedónica; cuyo propósito es encontrar un pedacito de su pasado para denunciar qué. Nada.
Horacio Oliveira
Ambulante, gira de documentales 2008
http://www.ambulante.com.mx/
Trucos periodísticos al fin y al cabo. Los cómics están para relajar nuestra incomodidad de adultos. ¿Quién puede desear ser humillado? Y es cierto que todos estamos en la misma Red. Pornografía del yo simulando una película dentro de otra. El remake comercial manipula mejor las fotos desnudas. (¡Y pensar que no tuve el valor de decirle a la directora que me gustó mucho su culo!) El pseudónimo no es trivial. Y el paralelismo (con "Noviembre") no es inocente. A aquella generación perdida de combatientes torturadas y desaparecidas, le sigue la fútil, lasciva y hedónica; cuyo propósito es encontrar un pedacito de su pasado para denunciar qué. Nada.
Horacio Oliveira
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Noviembre (Hito Steyerl)
El morboso placer de convertirse en protagonista impúdico. La feliz ocurrencia de improvisar las derivaciones. También, la escuela clásica documentando los apellidos de los malvados y la contabilidad de las armas. Malos y tiranos. Asesinos. ¿O es todo una mentira? Acaso y no importa, pues Noviembre es un mes de luto y la ceremonia es una teatralización lastimosa que no se redime mostrando el truco. Todo se vale cuando aparecen banderas. (Cuando aparece el espectador). Incluso convertir en heroínas a agresivas guerreras del monte.
La única respuesta posible no está en los papeles. El certificado de defunción invisible. Está en el sol cayéndose delante de una moto que cierra el fin de una película amateur para quedarse como una provocadora introducción en otra.
(Continuará dice la toma final. Y, efectivamente, continuó con la saga Andrea).
Horacio Oliveira
La única respuesta posible no está en los papeles. El certificado de defunción invisible. Está en el sol cayéndose delante de una moto que cierra el fin de una película amateur para quedarse como una provocadora introducción en otra.
(Continuará dice la toma final. Y, efectivamente, continuó con la saga Andrea).
Horacio Oliveira
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Travelling Amazonia (Marine Hugonnier)
La construcción de una carretera es la demostración palpable de la vanidad y estupidez humana. El horizonte por el límite. Una trocha dentro de otra homenajeando la conquista y el tren. La sangría de los rieles tras el caucho. Y todo lo demás. Agotaremos las fronteras terrenales sobre ruedas. Perdón, la rueda se nos quedó pequeña para nuestro breve travelling. Una línea interrogativa dentro de una autopista selvática.
Horacio Oliveira
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El último tour (Marine Hugonnier)
De regreso a la oficina. Estoy alucinando. Las imágenes aparecen intercaladas entre frases. ¿Son eslóganes ecológicos? El power point artístico. Y no recuerdo nada. Un globo y un paisaje apabullador. Silencio. La sombra toca los últimos rincones: el espectáculo de la naturaleza. Entradas agotadas para esta sesión por agotamiento medioambiental.
Último paseo al aire libre.
Horacio Oliveira
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Último paseo al aire libre.
Horacio Oliveira
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Ariana (Marine Hugonnier)
Si existe la compañía de aviación. El país es real. ¿De qué va la fantasía onírica de un paisaje que se esconde? Buscando el punto elevado de un poema entre urbano y rural. Entre fronteras. El avión. Si se puede entrar, la vía de salida deja de ser utópica.
Y subimos al cerro con la cámara en la mano. Atentos a una toma que lo quiere controlar todo.
¿Puede un proyecto fallido convertirse en un fracaso...? ¡Corten!
Horacio Oliveira
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Se busca
viernes, 4 de abril de 2008
Campamento de verano (Yael Bartana)
Aridez provocada. Derrumbe humano sobre una casa arrasada. En el camino están las señales del delito con un toque cómico: excavadora asesina, jeep militar y, en medio, un burro con un ser supuestamente humano.
Entran los cuerpos de rescate: jubilados heroicos de tiempo libre y voluntad fanática. Entre tomas fotográficas, el ejercicio de redención. (Aunque mañana todo siga igual). Trabajo colectivo y cadenas solidarias. Oferta turística regenerativa: sentido familiar, ejercicio, entorno exótico, dividendos en la conciencia.
Se fueron antes de haberla pintado. El hogar destruido. Las tomas del documental están desordenadas, falsean la realidad. ¿Son, pues, las ruinas, el principio o el fin de esta obra?
Horacio Oliveira
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Entran los cuerpos de rescate: jubilados heroicos de tiempo libre y voluntad fanática. Entre tomas fotográficas, el ejercicio de redención. (Aunque mañana todo siga igual). Trabajo colectivo y cadenas solidarias. Oferta turística regenerativa: sentido familiar, ejercicio, entorno exótico, dividendos en la conciencia.
Se fueron antes de haberla pintado. El hogar destruido. Las tomas del documental están desordenadas, falsean la realidad. ¿Son, pues, las ruinas, el principio o el fin de esta obra?
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Mentiras (Nick Higgins)
Bella demostración de sensibilidad visual.
La única protagonista, la voz, defraudó al público actuando sobre representada en un fondo discursivo deshilado.
Y la gran ciudad de fondo. Apareciéndose a las composiciones turísticas, ingenuas, de una partitura conocida: el hambre, el contraste, la suciedad y las contradicciones. Congelad la imagen. La música la sobrepasa. Y los juegos lineales, arquitectónicos, de las obras faraónicas entre acertijos electorales.
Demasiado para un visor paseándose desde el estribo, hurtando rostros cotidianos.
Quítenle el discurso rural, disonante, el relleno politizado como telón. Música e imagen: una intimista mirada, alucinada y sorprendida, sobre una bestia que se siente pero difícilmente puede atraparse: México DF.
Horacio Oliveira
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miércoles, 2 de abril de 2008
Humor positivo
[Soledad estridente. Corchetes en los oídos y vetas musicales con estrías. Términos griegos para decir lo mismo. Uvas maceradas enfriando la calentura de estas manos - hipotecadas todavía. No hay profesoras dispuestas a esta hora. Sangría barata en la carta astral. ¿Qué va a ser? Otra.]
Ejercicios del yo. Inspirar. Cesárea. Expirar. ¿Cesárea? Espirar. Cesárea. Yo.
Gimnasia de auto-confianza: ¡up, up, up! Arriba.
Caligrafía torcida de rastro verde: Uff...
Y vino.
Todo el vino que quepa en un beso.
Ejercicios del yo. Inspirar. Cesárea. Expirar. ¿Cesárea? Espirar. Cesárea. Yo.
Gimnasia de auto-confianza: ¡up, up, up! Arriba.
Caligrafía torcida de rastro verde: Uff...
Y vino.
Todo el vino que quepa en un beso.
[Fantasmas, fantasead con ellas. Revoltura de señales entre anhelos precisos. Al borde de esa llamada exijo claramente. Atención. Los dados tiemblan. Será un uno. Será un tres. Trece. Filo en las lenguas que escriben. Mi suerte ennegreciéndose en el cuello. Ambulancia con trompetas y al borde: Ella. Otra vez la facilidad - sincicone.]
Tetiporpi musical. Tambores deportistas lanzándose de cabeza a la partitura. ¿Notas? Compañía transparente templada. Mirándola desde tímpanos tísicos: tiemblo.
Te tiempo. (Estrofas tiritando.)
Perdidamente perdidos. Apostamos sin esperar volver a perder.
Por pienso.
[Acanallar las horas con creatividad escondida para brindar: "Fallaste culpa. Sigues ahí." Entonces es cuando pasan las cosas: mientras escribes "aquí".]
Cesárea Tinarejo
Tetiporpi musical. Tambores deportistas lanzándose de cabeza a la partitura. ¿Notas? Compañía transparente templada. Mirándola desde tímpanos tísicos: tiemblo.
Te tiempo. (Estrofas tiritando.)
Perdidamente perdidos. Apostamos sin esperar volver a perder.
Por pienso.
[Acanallar las horas con creatividad escondida para brindar: "Fallaste culpa. Sigues ahí." Entonces es cuando pasan las cosas: mientras escribes "aquí".]
Cesárea Tinarejo
domingo, 30 de marzo de 2008
Guión 2
Ventana, Rufino Tamayo
Dedicado, obligatoriamente, a Tito. (Perdóneme, maestro)
Dedicado, obligatoriamente, a Tito. (Perdóneme, maestro)
Una cucaracha escribiendo un guión donde un escarabajo escritor escribe un libro sobre un señor que se convierte en cucaracha.
Y Samsa escribe: "Tengo tres obsesiones que se repiten con insistencia desde hace demasiado: 1) ¿Dejé la puerta cerrada? 2) El revólver en la sien derecha. El cuadro de una ventana. 3) Imagino que me dejan mensajes. Oigo el ronroneo de voces que no distingo ni entiendo"; poco antes de la transformación.
Ese podría ser el primer párrafo. ¿Cómo lo ven?
Arturo Bandini
domingo, 23 de marzo de 2008
Me Sirve/No me sirve
Me sirve / No me Sirve
Jorge Juan Moyano, Galería Studio Cerrillo, Inauguración 22 marzo 08
No me Sirve
Un libro pintado de blanco confundido con la pared. Una palabra “Poetique”, minúscula, resalta en la pared. No me Sirve. Una pared convertida en teclado de piano con las fotocopias reducidas de un libro. ¿No conoce al autor? No me Sirve. Una bolsa de plástico blanco colgada. Dentro la nota de un jueves. Hay un logotipo, una carpeta dentro. ¿Qué tendrá? ¿Por qué está ahí? ¿Se puede abrir? No me Sirve. El arte en Latinoamérica, en inglés, colgado, tendido o volando. Depende si es un libro, un cometa o una flecha. La respuesta no estaba bajo el libro, dentro tampoco. No. Las respuestas estaban en las sobras que proyectaba. ¿No se fijaron? No me Sirve. El bien y el mal. Dos rectángulos orientales. Blanco y Negro. Arte y Artesanos. Élite y Pueblo. Rectángulos opuestos dentro de rectángulos superiores. No me Sirve. La conceptualizada presentación no me sirve, menos, mucho menos, la que contenía los detalles pseudos-eruditos. Cristalitos para los indios. No me Sirve. Me quedé esperando, y así fue: el visitante mira a la obra. No la ve. Se acerca a ella. Una silla, encima de la silla un libro. El arte del color, también en inglés, claro. Hojea el libro. Lo deja al revés. No me Sirve. De repente la galería se convierte en teatro, la obra en atrezo, los visitantes en espectadores. No me Sirve. El autor se convierte en actor. Teatro del absurdo. Algunos lloramos por dentro, emocionados – los que sentimos respeto por los libros. ¿Ya acabó? Nerviosismo. Que alguien haga algo. Risitas. ¿Eso es todo? Risitas y un aplauso que llega de fuera y no tiene tiempo de contaminar a los presentes. No me Sirve. Alguien lo filma todo. ¿Dónde está el límite de esta obra? ¿Alguien la ha visto toda? No me sirve.
Me sirve
Los vasitos de vino y cervezas. Me sirve. El valor intelectual del galerista. Me sirve. La comezón inquieta en los corrillos de crónicas. Me sirve. La confusión, la duda. Me sirve. La provocación a nuestra sensibilidad de pueblo chico. Me sirve. El ridículo incómodo de algunos. Me sirve. El “no me gustó”. Me sirve. El “no entendí nada”. Me sirve. El “¿puedo tocar?”. Me sirve. Recordar a los que presenciaron los inicios de Kandinski y Pollock. Me sirve. Reflexionar sobre el arte “conceptual” – eso repetían todos – y su relación con lo fugaz, lo intangible, lo individualizado, lo contestatario y lo mercantilizado. Me sirve. La necesidad de incluir al autor en la obra. Me sirve. Las múltiples explicaciones, emociones e imágenes que creé en los pocos metros cuadrados de obra. Me sirve. Ver las caras y oír las reacciones. Me sirve. Preguntarme si habrá una “Declaración de los Derechos de las Obras de Arte”. Me sirve. Acordarme de aquel cuento donde un niño sentencia, inocente: “¡Pero Sí está desnudo!” y todo el pueblo empezó a ver. Me sirve.
Me Sirve / No me sirve
Los límites del arte están donde no hay límites. Todo se puede cuestionar y las obras empiezan a atomizar sus mensajes relativistas, explicativos. El arte se multiplica por uno. Por cada uno. Jugar con los marcos establecidos es cándido y audaz. Los materiales, el enredo hermenéutico, los símbolos de la cultura “difícil” y privilegiada. Símbolos viejos que mantienen cierto toque de efecto. Claro, no todo lo provocador es interesante, no todo lo nuevo es bueno. Además, ¿acaso se podría afirmar que hay una sola interpretación, una sola crítica posible? Cierto arte que nos viene es como nosotros, más parecido de los que imaginamos. Es voluble a las tendencias, mercantilizado, original y contestatario, lúdico, efímero pero joven. Siempre jóvenes.
Mézclenlo todo con pintura, escultura, diseño gráfico, juegos de interiores, teatro y discurso obtuso y plomizo y encontrarán una simpática fórmula para un sábado por la tarde. A mí, Me sirve.
Horacio Oliveira
Jorge Juan Moyano, Galería Studio Cerrillo, Inauguración 22 marzo 08
No me Sirve
Un libro pintado de blanco confundido con la pared. Una palabra “Poetique”, minúscula, resalta en la pared. No me Sirve. Una pared convertida en teclado de piano con las fotocopias reducidas de un libro. ¿No conoce al autor? No me Sirve. Una bolsa de plástico blanco colgada. Dentro la nota de un jueves. Hay un logotipo, una carpeta dentro. ¿Qué tendrá? ¿Por qué está ahí? ¿Se puede abrir? No me Sirve. El arte en Latinoamérica, en inglés, colgado, tendido o volando. Depende si es un libro, un cometa o una flecha. La respuesta no estaba bajo el libro, dentro tampoco. No. Las respuestas estaban en las sobras que proyectaba. ¿No se fijaron? No me Sirve. El bien y el mal. Dos rectángulos orientales. Blanco y Negro. Arte y Artesanos. Élite y Pueblo. Rectángulos opuestos dentro de rectángulos superiores. No me Sirve. La conceptualizada presentación no me sirve, menos, mucho menos, la que contenía los detalles pseudos-eruditos. Cristalitos para los indios. No me Sirve. Me quedé esperando, y así fue: el visitante mira a la obra. No la ve. Se acerca a ella. Una silla, encima de la silla un libro. El arte del color, también en inglés, claro. Hojea el libro. Lo deja al revés. No me Sirve. De repente la galería se convierte en teatro, la obra en atrezo, los visitantes en espectadores. No me Sirve. El autor se convierte en actor. Teatro del absurdo. Algunos lloramos por dentro, emocionados – los que sentimos respeto por los libros. ¿Ya acabó? Nerviosismo. Que alguien haga algo. Risitas. ¿Eso es todo? Risitas y un aplauso que llega de fuera y no tiene tiempo de contaminar a los presentes. No me Sirve. Alguien lo filma todo. ¿Dónde está el límite de esta obra? ¿Alguien la ha visto toda? No me sirve.
Me sirve
Los vasitos de vino y cervezas. Me sirve. El valor intelectual del galerista. Me sirve. La comezón inquieta en los corrillos de crónicas. Me sirve. La confusión, la duda. Me sirve. La provocación a nuestra sensibilidad de pueblo chico. Me sirve. El ridículo incómodo de algunos. Me sirve. El “no me gustó”. Me sirve. El “no entendí nada”. Me sirve. El “¿puedo tocar?”. Me sirve. Recordar a los que presenciaron los inicios de Kandinski y Pollock. Me sirve. Reflexionar sobre el arte “conceptual” – eso repetían todos – y su relación con lo fugaz, lo intangible, lo individualizado, lo contestatario y lo mercantilizado. Me sirve. La necesidad de incluir al autor en la obra. Me sirve. Las múltiples explicaciones, emociones e imágenes que creé en los pocos metros cuadrados de obra. Me sirve. Ver las caras y oír las reacciones. Me sirve. Preguntarme si habrá una “Declaración de los Derechos de las Obras de Arte”. Me sirve. Acordarme de aquel cuento donde un niño sentencia, inocente: “¡Pero Sí está desnudo!” y todo el pueblo empezó a ver. Me sirve.
Me Sirve / No me sirve
Los límites del arte están donde no hay límites. Todo se puede cuestionar y las obras empiezan a atomizar sus mensajes relativistas, explicativos. El arte se multiplica por uno. Por cada uno. Jugar con los marcos establecidos es cándido y audaz. Los materiales, el enredo hermenéutico, los símbolos de la cultura “difícil” y privilegiada. Símbolos viejos que mantienen cierto toque de efecto. Claro, no todo lo provocador es interesante, no todo lo nuevo es bueno. Además, ¿acaso se podría afirmar que hay una sola interpretación, una sola crítica posible? Cierto arte que nos viene es como nosotros, más parecido de los que imaginamos. Es voluble a las tendencias, mercantilizado, original y contestatario, lúdico, efímero pero joven. Siempre jóvenes.
Mézclenlo todo con pintura, escultura, diseño gráfico, juegos de interiores, teatro y discurso obtuso y plomizo y encontrarán una simpática fórmula para un sábado por la tarde. A mí, Me sirve.
Horacio Oliveira
San Cristóbal, 23 de marzo de 2008
sábado, 22 de marzo de 2008
Separación de Bienes
>> Me quedo con tu sonrisa. La despreocupada e infantil. La imagino pegada a un baile conmigo. Te pones ridícula pero te sientes única, protegida y amada. Me quedo con tus manos con su lengua haciendo pasillos jugosos en mi piel. Los abrazos, todos. Los de las tardes ante la tele. Los furiosos y temblorosos de las despedidas. Los suspirados. Y los que están en medio desde el último que me diste. Hasta me quedo con el delantal manchado de harina mientras doras galletas. Tus ojos brillando de satisfacción porque han sido seducidos con elegancia. Alrededor, las mesas, estamos en un restaurante con magia en la cocina.
Brindemos.
Disculpa, pero también me quedo con el recuerdo de nosotras haciendo el amor (suspiro)... aunque no lo juegue.
Me quedo con la imagen del día que te conocí <<
Cesárea Tinarejo
Brindemos.
Disculpa, pero también me quedo con el recuerdo de nosotras haciendo el amor (suspiro)... aunque no lo juegue.
Me quedo con la imagen del día que te conocí <<
Cesárea Tinarejo
jueves, 20 de marzo de 2008
"Recaída"
Tendido en un tabique, el ojal, mira a través de la pantalla y deja pasar el rumor de bits. En ese momento imagina un detector de falsedades. La máquina de la insustancialidad. Órgano estético creado por un Dios fanático para erradicar la contaminación de Ego en las cavernas. Que alguien haga algo. Por favor. Y los críticos vuelven a escribir. La única plaga sin exterminar.
Cesárea Tinarejo
Cesárea Tinarejo
lunes, 10 de marzo de 2008
Vaca espantándose las moscas
La simpatía irónica la pone un cáctus y una pirámide que podría ser azteca o un montículo de estiércol engañoso. De espaldas pero girando la testa, una vaca persigue con la mirada el movimiento cubista de su rabo. Incómoda por esos seres diminutos y pegajosos que Monterroso destacó en uno de sus libros y que, curiosamente, no resaltan en los tonos acres de un desierto mexicano y caliente.
Horacio Oliveira
Inspirado por "Vaca espantándose las moscas" de Rufino Tamayo
Horacio Oliveira
Inspirado por "Vaca espantándose las moscas" de Rufino Tamayo
domingo, 2 de marzo de 2008
octubre en EARTH
Fulminante cerilla varada en la colina plana de un pañuelo del siglo XV. Coroneles con escafandra persiguiendo a corsarios en ala delta mientras los mercados financieros hacen crack y todos saltan de las Torres Gemelas. Mausoleos de la ironía religiosa cuando la nueva cruzada nos lleva a las mismas tumbas con pretextos ecológicos. Hay un punto individual que no se distingue en el horizonte. Revoltosos anónimos con gafas de sol que tapan más los ojos que los senos operados. Vídeos musicales al ritmo de cuerpos que se sacuden pidiendo lo mismo: fóllame, fóllame. Y escritores clavados en bosques húmedos – oh, repetición – de un trópico gringo comprado hace años con dólares anti-socialistas. Musas hispánicas revolcándose entre jamones mientras tetas saben a tortilla de patatas (enhorabuena, Javier, por el Oscar). Amigas misteriosas que se enamoran de poetas cinematográficos que no saben dirigir un guión. Hijos e hipotecas de una generación que da vueltas al centro comercial - para acabar entrando, sin convicción y con culpa. Arbolitos en los parques y putas dominicanas y kurdas en los jardines. Decoración navideña en este otoño.
Cesárea Tinarejo
Cesárea Tinarejo
viernes, 29 de febrero de 2008
Llegaste ayer
Llegaste ayer con la cena
para quedarte hasta esta noche
todo un día para amarnos
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete
estallidos en el abismo
apurando los cuerpos
llorando la fatalidad
Somos esas lágrimas
y las que vienen con la memoria
Nos seguimos separando
mientras estamos juntos
para buscarnos
en la distancia
Cesárea Tinarejo
para quedarte hasta esta noche
todo un día para amarnos
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete
estallidos en el abismo
apurando los cuerpos
llorando la fatalidad
Somos esas lágrimas
y las que vienen con la memoria
Nos seguimos separando
mientras estamos juntos
para buscarnos
en la distancia
Cesárea Tinarejo
Bailadoras nocturnas
Gitanas grises. Folclóricas de manos andaluzas, mestizas, en una escenografia ordenada, geométrica y precisa: el hombre es la presa que se acerca a la pintura, a la noche, buscando alegría. Atraído por la lujuria o la soledad o ambas; caigo en las garras de rapiña, rojas, sangrantes de pintura para iluminar el peligro. Cuidado. Las heridas de la noche son reales y superficiales. No se olvidan con el día pero se confunden con otras noches, con otros bailes de noches y desnudas.
Inspirado en "Bailadoras nocturnas" de Rufino Tamayo
Cesárea Tinarejo
Inspirado en "Bailadoras nocturnas" de Rufino Tamayo
Cesárea Tinarejo
domingo, 24 de febrero de 2008
Quimeraciones
Quimeraciones. Otro blog. Una estrella más en el firmamento electrónico. Constelación pequeña. Pocos astrólogos la conocen. Nace y, cuando llegue, su luz estará muerta. ¿No es bello? Nos inventamos por el placer de iluminar unos instantes en la mirada de alguien. Un destello breve y fugaz que, sin embargo, alumbra la historia y las dudas. Bienvenida, pues, esta luciérnaga de febrero. Un mes, por lo demás, frío y solitario. Afortunadamente, el más corto del calendario. (Pero este año es bisiesto).
(PD. Gracias, Paula, 222)
(PD. Gracias, Paula, 222)
sábado, 23 de febrero de 2008
Atenco
Atenco, de Cecilia Monroy
Hay fotografías con una sexualidad brutal. Rayanas en la pornografía. Me doy cuenta de ello cuando compruebo que nadie mira lo que yo veo y mi rubor no se siente acompañado.
"Atenco" puede ser el nombre de un antiguo campo de batalla pero para mí es desde hoy un ombligo desorientador desde donde apenas se puede huir a unos pechos revolucionarios que contienen, arremangados, el secreto de la clandestinidad.
¿Por qué una mujer enmascarada provoca tanta turbación? ¿Es ese machete el complemento fálico? ¿Qué erecciones crecen tras esa sombra fatal que provoca deseo al tiempo que temor?
Quizás la respuesta está en los subtítulos de una hoja poco afeitada. Demasiado estética. Amenaza de papel sensible. Pero ese ombligo, esos pezones reclamando, demandando, una lucha erótica.
Horacio Oliveira
Hay fotografías con una sexualidad brutal. Rayanas en la pornografía. Me doy cuenta de ello cuando compruebo que nadie mira lo que yo veo y mi rubor no se siente acompañado.
"Atenco" puede ser el nombre de un antiguo campo de batalla pero para mí es desde hoy un ombligo desorientador desde donde apenas se puede huir a unos pechos revolucionarios que contienen, arremangados, el secreto de la clandestinidad.
¿Por qué una mujer enmascarada provoca tanta turbación? ¿Es ese machete el complemento fálico? ¿Qué erecciones crecen tras esa sombra fatal que provoca deseo al tiempo que temor?
Quizás la respuesta está en los subtítulos de una hoja poco afeitada. Demasiado estética. Amenaza de papel sensible. Pero ese ombligo, esos pezones reclamando, demandando, una lucha erótica.
Horacio Oliveira
Horizonte blanco
Estoy dentro de la copa de vino
traduciendo las curvas que se reflejan
en oros distorsionados
la gota pegada al vidrio
repite, multiplica
un horizonte blanco
cuyo sabor hago esperar.
Está ahí, encima de la barra
un universo al que nadie
(salvo yo) presta atención.
Cáliz de la noche solitaria
gasolina de un corazón empequeñecido
pus de la intranquilidad
Y me la tomo sorbo a sorbo
como desaparecen los universos
sin dejar más rastro de memoria
que el polvo
que gotas circulares en la madera
que el camarero limpia
sin mirarme
(sin saberme)
Cesárea Tinarejo
traduciendo las curvas que se reflejan
en oros distorsionados
la gota pegada al vidrio
repite, multiplica
un horizonte blanco
cuyo sabor hago esperar.
Está ahí, encima de la barra
un universo al que nadie
(salvo yo) presta atención.
Cáliz de la noche solitaria
gasolina de un corazón empequeñecido
pus de la intranquilidad
Y me la tomo sorbo a sorbo
como desaparecen los universos
sin dejar más rastro de memoria
que el polvo
que gotas circulares en la madera
que el camarero limpia
sin mirarme
(sin saberme)
Cesárea Tinarejo
viernes, 22 de febrero de 2008
-me
Música en rollos de arroz
chocolate mezclado con tinta
azules rebozados
jadeando una sospecha
fútil
pero, pero, pero
en este minuto animal
soy
y hay estelas de poetas
universales
sonriendo, llorando
(-me)
desde un Olimpo pecaminoso
Cesárea Tinarejo
chocolate mezclado con tinta
azules rebozados
jadeando una sospecha
fútil
pero, pero, pero
en este minuto animal
soy
y hay estelas de poetas
universales
sonriendo, llorando
(-me)
desde un Olimpo pecaminoso
Cesárea Tinarejo
Declaración de principios al principio
Después de meses resisitiéndote, Quimero, te ves publicando tu blog. Tantas reflexiones negativas sobre esta moderna epidema endémica del yo, donde todos tienen tanto que decir sobre todo y muy pocos tienen tiempo para leer (o pensar) sobre nada; para acabar cayendo en la tentación por vía de una tarea escolar. Ver para creer.
Así, de pronto, siendo las 18:04 de un Martes y Trece de 2007, convoco a la superchería tradicionalista e invoco a los espíritus de a) la creatividad b) la belleza c) el interés público d) el beneficio económico. Favor de señalar la que considere correcta.
¡Enhorabuena! La respuesta correcta es: e) la hinchazón del ego y sus consecuencias en la entropía universal.
¿Qué mejor iniciar con un título tan enredado para el primer artículo? Así nadie se llama a sorpresa. "Quimeraciones" es algo en potencia. Así como el feto que se forma dentro de su barrigona madre (menuda metáfora ¿eh?), así está Quimero en este momento: sintiendo cómo se le inflan los testículos y se definen morfológicamente las semillas que esparcirá por este espacio.
De entrada, quedan avisados los timoratos, bienpensantes y pardillos varios del jardín tecnológico. La cosa va de experimentación, choteo y jerga piloto. (Que mis colegas seguro le van a poner "sazón" empírica, intelectualoide y mucha, pero mucha seriedad a la cosa.)
Como diría Isaac Newton, "No hace falta saber física para comer manzanas. Pero sin manzanas..."
Así, de pronto, siendo las 18:04 de un Martes y Trece de 2007, convoco a la superchería tradicionalista e invoco a los espíritus de a) la creatividad b) la belleza c) el interés público d) el beneficio económico. Favor de señalar la que considere correcta.
¡Enhorabuena! La respuesta correcta es: e) la hinchazón del ego y sus consecuencias en la entropía universal.
¿Qué mejor iniciar con un título tan enredado para el primer artículo? Así nadie se llama a sorpresa. "Quimeraciones" es algo en potencia. Así como el feto que se forma dentro de su barrigona madre (menuda metáfora ¿eh?), así está Quimero en este momento: sintiendo cómo se le inflan los testículos y se definen morfológicamente las semillas que esparcirá por este espacio.
De entrada, quedan avisados los timoratos, bienpensantes y pardillos varios del jardín tecnológico. La cosa va de experimentación, choteo y jerga piloto. (Que mis colegas seguro le van a poner "sazón" empírica, intelectualoide y mucha, pero mucha seriedad a la cosa.)
Como diría Isaac Newton, "No hace falta saber física para comer manzanas. Pero sin manzanas..."
... es bueno
"... es bueno seguir multiplicando los polvorines mentales, el humor
que busca y favorece las mutaciones más descabelladas [...]
es bueno que existan los bestiarios colmados de transgresiones,
de patas donde debería haber alas y de ojos puestos en
el lugar de los dientes"
Julio Cortázar
que busca y favorece las mutaciones más descabelladas [...]
es bueno que existan los bestiarios colmados de transgresiones,
de patas donde debería haber alas y de ojos puestos en
el lugar de los dientes"
Julio Cortázar
Q
quijote m. Hidalgo. 2. Soñador.
quimera f. Ilusión, ficción, fantasía, fábula, delirio, desvarío. 2. Pendencia, contienda, cuestión, pelotera - antónimo: Realidad
Diccionario esencial "Sinónimos y Antónimos Lengua Española", Vox, 1998
quimera f. (del gr. khimaira, animal fabuloso). Monstruo fabuloso. (V. Parte hist.) / Fig. Idea falsa. (SINÓN. V. Fábula e ilusión. Contr. Realidad.) / Fig. Pendencia, riña / Zool. Nombre de un pez y de una mariposa.
quimérico, ca adj. Que se forja quimeras; espíritu quimérico. (SINÓN. V. Soñador.) / Sin fundamento: idea quimérica. (SINÓN. V. Imaginario.)
quimerista adj. y s. Amigo de quimeras. / Aficionado a riñas o pendencias, camorrista.
Pequeño Larousse ilustrado, 1993
quimera f. Ilusión, ficción, fantasía, fábula, delirio, desvarío. 2. Pendencia, contienda, cuestión, pelotera - antónimo: Realidad
Diccionario esencial "Sinónimos y Antónimos Lengua Española", Vox, 1998
quimera f. (del gr. khimaira, animal fabuloso). Monstruo fabuloso. (V. Parte hist.) / Fig. Idea falsa. (SINÓN. V. Fábula e ilusión. Contr. Realidad.) / Fig. Pendencia, riña / Zool. Nombre de un pez y de una mariposa.
quimérico, ca adj. Que se forja quimeras; espíritu quimérico. (SINÓN. V. Soñador.) / Sin fundamento: idea quimérica. (SINÓN. V. Imaginario.)
quimerista adj. y s. Amigo de quimeras. / Aficionado a riñas o pendencias, camorrista.
Pequeño Larousse ilustrado, 1993
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