El objetivo desenfoca el reflejo desdoblando el encuadre. No es de extrañar (Bolaño) que la estenopeica desconfíe de los caleidoscopios. El fotógrafo se esconde de provocar cualquier reflejo mientras se hace las preguntas pertinentes. ¿Son los sueños síntesis de la realidad? Abro la caverna y enciendo el fuego. Las brasas que dejaron los suicidas incendiarios voluntarios del olvido. Kamikazes literarios que hunden un texto tras otro texto inscribiendo su nombre deleble en cualquier lista ominosa. A cada clic-imagen una palabra-texto. La dialéctica de los acertijos cotidianos que se aparecen por la luz o por las páginas. Hay que levantarse con un pie puesto en la investigación diaria. La realidad es intratable. De eso sabe mucho nuestro fotógrafo. Ahí sigue, peleándose con los ángulos de una composición tan doméstica como indomesticable. Sigue las pistas y no olvides que no se trata tan sólo de intuición. Somos los detectives los que construimos escenas del crimen que nunca existieron. Y, sin embargo, hay culpables, asesinos reconocidos.
Siempre hay indicios: El desagüe por donde tiramos el tiempo es una brújula sin polos magnéticos.
Los valientes nada esperan. Apenas una foto más. Fotógrafo. Otro poema. Poeta.
Cesárea Tinarejo
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