"To see the world in a grain of sand,
And Heaven in a wild flower,
Hold infinity in the palm of your hand
And eternity in an hour"
William Blake
Desayuno con Borges y Platón. La papaya está ácida, como si las hormigas hubieran destilado el azúcar durante la noche. Café y te. Platón dice que Facebook no es nada original mientras Borges revisa mis fotografías de la serie reflejos. Me reprende, como un maestro bienintencionado que sabe de qué habla. Busco la palabra “cuchillo” en el diccionario mientras unto una tostada. “Cualquier manifestación poética es un reflejo del arquetipo de la belleza”. A Platón no le caemos bien los poetas. Peligrosos, muy perturbadores del orden. La idea de una idea le pone los pelos de la barba de punta. Casi no desayuna. Insisto en mi ángulos, en la importancia de circunscribir el tema a los límites domésticos. Teorizo y teorizo sobre la esencia creativa. El único mandato ineludible del ser humano. Si Jorge Luís sonríe como si yo fuera su sobrina explicándoles los sueños de la noche anterior; Platón arruga el entrecejo y mesándose la barba me hiere: “¿Sócrates otra vez”? No se puede, con estos sabelotodo no se puede… Insisto. El hallazgo de lo único en la totalidad es una actitud independientemente de la forma. “Fuiste tú quien lo bautizó el Aleph, ¿no?”. Le digo. Mientras, Platón acaricia a Sati, que no entiende nada y mucho menos si la llaman “perra”. Repite la cantinela de los arquetipos no sin antes pedirme que le aclare el concepto de “descafeinado”. Le divierte el concepto de algo que se define como un no-algo. Me dejan tarea, defraudados, por mi inmovilidad. Por la falta de muebles eruditos en mi cabeza y el desorden minimalista de los que entrevén. Platón sentencia. Lo que ves son sombras. Atrévete a salir a ver la luz. Y, claro, pregúntate si el laberinto es más grande de lo que imaginas. ¿Crees que cada espejo es el mismo espejo? (Borges) La fascinación por los reflejos nace de nuestra necesidad de averiguar quiénes somos y cuántas formas podemos adoptar. La sensación de totalidad sólo se adquiere empequeñeciendo nuestra individualidad. Apunta Borges, que no está muy seguro pero lo reflexionará más tarde. Pati llega y nos mueve de la mesa de la cocina para empezar el aseo del día. Aprovecho para despedirme y dejarlos en el jardín, paseando bajo la higuera (Platón) y bajo el durazno (Borges). Sati decide echarse a mi lado en el estudio. Ya es hora de arrancar este lunes.
Cesárea Tinarejo
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